Este artículo propone revisar cómo Roberto Bolaño utiliza la imagen y la metáfora del jardín en su novela Nocturno de Chile (2000) como expresión estética y política de la dictadura de Augusto Pinochet, de manera que se podría reflexionar en torno a la existencia de un «jardín-país» artificioso y disciplinado. En este trabajo, el jardín se comprende como expresión estética de la biopolítica, como modo de ocultar la violencia de la dictadura bajo la belleza del orden que imposibilita ver la destrucción necesaria para implantarlo. Asimismo, se analiza el rol que cumplen los intelectuales y militares representados en la novela como actores «jardineros» que establecen mecanismos de limpieza y eliminación de «malezas», es decir, de aquellos sujetos que disienten de la dictadura. El análisis permite, finalmente, dar cuenta de cómo en esta novela, así como en otras expresiones culturales chilenas, la imagen del jardín, como dispositivo de la cultura material, permite comprender las relaciones de poder en una sociedad, de sus mecanismos de ordenamiento y control, y de su afán de capturar y modificar la mirada de quienes hacen vida en ese territorio.
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